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Historia Económica Argentina (1900-2025)

Actualizado: 18 mar


I. Introducción: Estableciendo el Contexto


A principios del siglo XX, Argentina se destacaba a nivel mundial como una de las naciones más prósperas. En 1913, su riqueza superaba a la de Francia y Alemania, y su Producto Interno Bruto (PIB) per cápita se acercaba al de Canadá. Este notable éxito económico incluso permitió que Argentina superara a Canadá y Australia en población, ingreso total e ingreso per cápita durante las primeras tres décadas del siglo. De hecho, en 1913, Argentina se encontraba entre los diez países más ricos del mundo en términos de PIB per cápita. La frase francesa "riche comme un Argentin" (rico como un argentino) ilustraba vívidamente esta prosperidad inicial. Sin embargo, esta prometedora posición económica experimentaría un significativo revés a lo largo del siglo XX, dando lugar a lo que se conoce como la "paradoja argentina": un notable declive relativo a otras economías desarrolladas.

El presente informe tiene como objetivo analizar de manera objetiva y detallada la historia económica de Argentina desde 1900 hasta 2025. Se examinarán los principales períodos económicos, las políticas implementadas y los acontecimientos clave que moldearon la trayectoria económica del país, evitando sesgos ideológicos. El análisis abarcará la era de crecimiento liderado por las exportaciones, el impacto de las crisis globales, la etapa de industrialización por sustitución de importaciones, las crisis de deuda y los intentos de liberalización, la recuperación posterior a la crisis y los desafíos económicos más recientes.



II. La Era del Crecimiento Liderado por las Exportaciones (1900-1930): La Ola de Prosperidad Agrícola


El éxito económico de Argentina a principios del siglo XX se fundamentó en gran medida en su sector agrícola. El país poseía ventajas comparativas significativas en este ámbito, gracias a la vasta extensión de tierras altamente fértiles. Entre 1860 y 1930, la explotación de la rica tierra de la pampa impulsó fuertemente el crecimiento económico. La economía argentina, una de las más poderosas de la región, estuvo dominada por la agroindustria y la ganadería durante gran parte de los siglos XIX y XX. En las primeras décadas del siglo XX, Argentina se convirtió en el principal exportador mundial de maíz, lino y carne. Hasta 1875, el trigo incluso se importaba, pero para 1903, el país se había convertido en un exportador significativo. Entre 1880 y 1930, Argentina experimentó un crecimiento económico espectacular gracias a la exportación de carne vacuna y cereales. Este impresionante y sostenido desempeño económico fue impulsado por la exportación de productos agrícolas, lo que llevó a que Argentina fuera descrita como un "súper exportador" entre 1880 y 1929. Durante este período, los salarios reales en Argentina aumentaron significativamente en relación con los de Gran Bretaña.

El crecimiento económico también se vio facilitado por la inmigración europea. Inmigrantes, principalmente de Italia, España, Francia y Alemania, llegaron en gran número, atraídos por los altos salarios, proporcionando la mano de obra necesaria para expandir la producción agrícola. La inversión británica y francesa también desempeñó un papel crucial en el desarrollo de la infraestructura y el apoyo a industrias clave.

Un componente esencial de esta era fue el desarrollo de la infraestructura, particularmente los ferrocarriles. Argentina llegó a tener la octava red ferroviaria más grande del mundo, lo que facilitó el transporte de mercancías desde las vastas pampas hacia los puertos. Los nuevos ferrocarriles llevaron ganado a Buenos Aires desde la extensa región pampeana para su sacrificio y procesamiento, y luego para su envío a todo el mundo.

Los indicadores económicos de este período reflejan un fuerte crecimiento, altos niveles de vida y estabilidad macroeconómica, posicionando a Argentina favorablemente en el escenario mundial. Hasta la Gran Depresión, Argentina fue uno de los países más estables y conservadores macroeconómicamente. El PIB per cápita aumentó significativamente, alcanzando niveles similares a los de Francia, Alemania y Canadá. Los salarios reales también experimentaron un crecimiento considerable en relación con los de Gran Bretaña. Entre 1870 y 1930, Argentina experimentó un crecimiento robusto y se mantuvo rica según los estándares mundiales. Su PIB per cápita aumentó a nueve décimas del promedio de los países ricos a principios del siglo XX.

Año

Argentina

Australia

Canadá

1900

2920

3940

3390

1905

3570

4480

4070

1910

4140

4980

4780

1915

3730

4430

4560

1920

4090

4780

4970

1925

4550

5330

5610

1930

4580

4780

4480

Fuente: Maddison Project Database, versión 2023 (en dólares internacionales constantes de 2011)

Esta tabla ilustra la posición económica inicial de Argentina en comparación con otras economías de colonización similares durante la era de crecimiento liderado por las exportaciones. Si bien Argentina no siempre superó a Australia y Canadá en PIB per cápita, su desempeño fue comparable y se mantuvo entre las economías más ricas del mundo durante este período.



III. El Impacto de las Crisis Globales (1914-1945): Navegando Tiempos de Guerra y Depresión


La Primera Guerra Mundial tuvo un impacto inicial negativo en la economía argentina. Al igual que muchos otros países, Argentina entró en recesión debido a la disminución de los flujos internacionales de bienes, capital y mano de obra. La guerra provocó una crisis económica internacional, estimulando algunas industrias debido a la reducción de las importaciones, pero también causando escasez de combustible, materias primas importadas y bienes de capital, lo que obstaculizó el pleno crecimiento industrial. Las exportaciones argentinas, especialmente la carne, se desplomaron. Argentina abandonó el patrón oro en 1914, lo que llevó a una caída en el valor del peso. La Primera Guerra Mundial marcó el fin de la Belle Époque, con una fuerte desaceleración relativa a la OCDE y una caída dramática en las tasas de acumulación y crecimiento económico. Sin embargo, a pesar de una recesión inicial, el sector exportador argentino continuó creciendo en general durante la guerra y su inmediata secuela, con aumentos significativos en las exportaciones de trigo, maíz, lino y carne vacuna refrigerada.

La Gran Depresión de la década de 1930 tuvo un impacto negativo profundo y duradero en la economía argentina, dañando considerablemente el comercio exterior. Entre 1930 y 1980, Argentina cayó de ser uno de los países más ricos del mundo a clasificarse entre las naciones menos desarrolladas. Durante la década de 1930, con la discriminación contra las exportaciones argentinas, el país comenzó un cambio hacia la industrialización por sustitución de importaciones. Entre 1929 y 1932, los precios de las exportaciones argentinas cayeron un 60% y los términos de intercambio disminuyeron un 35%.

En respuesta a la Gran Depresión, sucesivos gobiernos desde la década de 1930 hasta la de 1970 implementaron una estrategia de industrialización por sustitución de importaciones, diseñada para transformar a Argentina en un país autosuficiente tanto en la industria como en la agricultura. Se impusieron altos aranceles para proteger las industrias nacionales. Federico Pinedo, como Ministro de Hacienda, desempeñó un papel importante en el inicio del desarrollo industrial argentino a través de la sustitución de importaciones y también creó el Banco Central de Argentina.

La Segunda Guerra Mundial reforzó aún más el modelo de sustitución de importaciones debido a las interrupciones del comercio. La recuperación económica de la Gran Depresión había comenzado en 1933, pero el inicio de la guerra provocó nuevas reducciones en las importaciones de Europa, acelerando así el proceso de industrialización por sustitución de importaciones. A lo largo de la Segunda Guerra Mundial, Argentina suministró materiales de guerra, como trigo, a Inglaterra. Los pagos de la deuda de posguerra de Inglaterra a finales de la década de 1940 causaron un período de auge económico para Argentina. En respuesta a la reducción del comercio, el gobierno invirtió fuertemente en industrias básicas como petróleo, gas natural, acero, petroquímicos y transporte 3. El auge económico de la posguerra, impulsado por los pagos de la deuda británica, proporcionó un período temporal de prosperidad, pero también pudo haber enmascarado debilidades estructurales subyacentes.



IV. La Era de la Industrialización por Sustitución de Importaciones (1946-1976): Auge y Limitaciones del Desarrollo Liderado por el Estado


El peronismo, que comenzó en 1946 con la elección de Juan Domingo Perón, marcó una intensificación radical de la intervención estatal en la economía, con un fuerte enfoque en la nacionalización de industrias clave y la promoción de la manufactura nacional a través de medidas proteccionistas. Tras el golpe de Estado de 1943, Juan Perón ascendió al poder e implementó la industrialización por sustitución de importaciones. Sus políticas incluyeron la nacionalización de los ferrocarriles de propiedad francesa y británica, la expansión de la red ferroviaria y el establecimiento del IAPI para controlar el comercio exterior. Erigió un sistema de protección casi completa contra las importaciones. El peronismo temprano fue un período de shocks macroeconómicos durante el cual se puso en práctica una estrategia de industrialización por sustitución de importaciones, caracterizada por comercio bilateral, control de cambios y múltiples tipos de cambio. Hubo un aumento gradual del control estatal sobre la economía, incluida la propiedad estatal, el intervencionismo y una mayor inversión pública. Las reservas de guerra permitieron a Argentina pagar su deuda externa en 1952, convirtiéndose en acreedor neto.

El gobierno de Perón buscó el crecimiento industrial, pero la producción agrícola se estancó. El proteccionismo creó industrias orientadas al mercado interno con altos costos de producción, incapaces de competir internacionalmente. El IAPI comenzó a pagar menos a los productores, lo que sofocó la producción y las exportaciones agrícolas. A pesar de las deficiencias, el mercado interno creció exponencialmente.

La era posterior a Perón y la década de 1960 vieron la continuación de la industrialización por sustitución de importaciones. Para 1960, la manufactura contribuyó más a la riqueza del país que la agricultura. Argentina se volvió en gran medida autosuficiente en bienes de consumo, pero dependía más de las importaciones de combustible y maquinaria pesada.

Si bien la ISI condujo al crecimiento industrial y redujo la dependencia de las importaciones, también causó el declive agrícola, altos costos de producción, inflación y un crecimiento general más lento en comparación con el mundo y vecinos como Brasil y Chile. Los frecuentes cambios regulatorios sofocaron la actividad económica. El ingreso per cápita cayó a medida que la ISI se agotó. Se produjo un cambio estructural a medida que la manufactura aumentó y el sector agrícola, tradicionalmente dominante, disminuyó en importancia relativa.

En la agricultura, el fomento gubernamental del crecimiento industrial desvió la inversión, y la producción agrícola cayó drásticamente. Sin embargo, en general, Argentina siguió siendo un importante productor agrícola. En la industria, para 1960, la manufactura contribuyó más a la riqueza del país que la agricultura. A mediados de la década de 1970, Argentina producía la mayor parte de su propio petróleo, acero y automóviles, y también exportaba algunos productos manufacturados. La manufactura se convirtió en el mayor componente del PIB. El empleo en el sector de servicios aumentó del 57% de la fuerza laboral en 1970 al 77% en 1993, mientras que el empleo en la manufactura y la agricultura disminuyó.



V. Crisis de Deuda e Intentos de Liberalización (1977-2002): Del Gobierno Militar al Colapso Económico


La era de la sustitución de importaciones terminó en 1976 cuando el gobierno argentino redujo las barreras arancelarias, liberalizó las restricciones al endeudamiento externo y apoyó el peso frente a las monedas extranjeras. El creciente gasto público, los grandes aumentos salariales y la producción ineficiente generaron una inflación crónica. A partir de 1975, la inflación se aceleró considerablemente, promediando más del 300% anual entre 1975 y 1991, superando brevemente el 1000% anual en la década de 1980. Las medidas promulgadas durante la última dictadura también contribuyeron a la enorme deuda externa a finales de la década de 1980, equivalente a tres cuartas partes del PNB.

La década de 1980 estuvo marcada por una grave inestabilidad económica caracterizada por la hiperinflación, que erosionó la confianza pública en la moneda y la capacidad del gobierno para gestionar la economía. La incapacidad de controlar el gasto público y la dependencia del financiamiento monetario de los déficits alimentaron una inflación descontrolada. Este período de caos económico tuvo consecuencias devastadoras para el ahorro, la inversión y la actividad económica en general.

A principios de la década de 1990, el gobierno logró controlar la inflación mediante la implementación de un sistema de convertibilidad y la introducción de un nuevo peso convertible igual en valor al dólar estadounidense. Se privatizaron numerosas empresas estatales utilizando parte de los ingresos para reducir la deuda nacional. El Plan de Convertibilidad logró reducir la inflación y estimuló inicialmente el crecimiento a través de la inversión extranjera. Sin embargo, el tipo de cambio fijo finalmente socavó la competitividad y hizo que la economía fuera vulnerable a shocks externos, lo que llevó a una profunda depresión.

A partir de 1998, Argentina entró en una recesión que se transformó en una depresión en 2001, con una caída de la producción de casi el 20 por ciento. La crisis incluyó una importante crisis bancaria, un incumplimiento de la deuda y el fin traumático del sistema de convertibilidad. La crisis de 2001-2002 fue una grave catástrofe económica y social, desencadenada por una combinación de shocks externos, niveles de deuda insostenibles y las rigideces del Plan de Convertibilidad, lo que llevó a un default soberano y una dramática devaluación de la moneda. Esta crisis marcó un importante punto de inflexión en la historia económica de Argentina, exponiendo las vulnerabilidades acumuladas durante décadas y provocando una profunda pérdida de confianza en la gestión económica del país. El abandono del Plan de Convertibilidad y el posterior default tuvieron consecuencias duraderas para el acceso de Argentina a los mercados internacionales de capital y su estabilidad económica general.



VI. Recuperación Post-Crisis y Nuevos Desafíos (2003-2015): La Bonanza de las Materias Primas


Los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) experimentaron una recuperación económica relativa. Néstor Kirchner impulsó la reestructuración de la deuda argentina y en diciembre de 2005 anunció la cancelación de la deuda con el FMI. Durante el período del kirchnerismo, Argentina experimentó un crecimiento económico relativo. Los ingresos de exportación se vieron significativamente impulsados por los altos precios de las materias primas. El gasto público aumentó y varios sectores fueron renacionalizados. En 2005, Argentina pagó su deuda con el FMI. En 2010 se ofreció un canje de deuda. En su mayor parte, la economía argentina se recuperó con solidez durante gran parte de la primera década del siglo XXI.

La bonanza mundial de los precios de las materias primas desempeñó un papel importante en la recuperación posterior a la crisis, facilitando la reducción de la deuda y el aumento del gasto social. Los altos precios de las materias primas, especialmente la soja, impulsaron significativamente los ingresos de exportación y los ingresos del gobierno a través de los impuestos a las exportaciones. Sin embargo, este crecimiento también estuvo acompañado de una creciente inflación y una mayor intervención estatal en la economía.

A pesar de la recuperación, los impuestos a las importaciones y exportaciones fueron vistos como un factor que desalentaba la inversión extranjera. El alto gasto público elevó la inflación a más del 20%. La creciente inflación se convirtió en un problema importante, y la fuga de capitales y el agotamiento de las reservas de dólares fueron preocupaciones constantes. El país volvió a caer en default en julio de 2014. En su mayor parte, la economía argentina se recuperó con solidez, pero continuó plagada de una de las tasas de inflación más altas del hemisferio occidental. Los controles de precios y exportaciones impuestos por el gobierno resultaron en gran medida ineficaces. Se implementaron controles de capital para combatir el aumento de la inflación y la fuga de capitales. Si bien el período posterior a la crisis experimentó una recuperación económica, también fue testigo del retorno de la alta inflación, la imposición de controles de capital y otro default soberano, lo que indica vulnerabilidades económicas subyacentes persistentes a pesar del entorno externo favorable.



VII. Desarrollos Económicos Recientes y Perspectivas Actuales (2016-2025): Navegando Nuevos Paisajes Políticos y Económicos


Los problemas económicos persistieron desde 2016 bajo las administraciones de Mauricio Macri y Alberto Fernández. Al asumir el cargo, Macri levantó las restricciones cambiarias, lo que llevó a una devaluación significativa y un aumento de la inflación y el desempleo. La eliminación de las restricciones a las exportaciones provocó aumentos de precios en los productos básicos. Una moneda sobrevaluada contribuyó a un fuerte aumento del déficit de cuenta corriente. Los intentos de Macri de implementar reformas orientadas al mercado, si bien tenían como objetivo corregir los desequilibrios, generaron un dolor económico inmediato con la devaluación y la inflación, y no lograron una estabilidad o un crecimiento sostenido.

Bajo la administración de Alberto Fernández, los altos niveles de inflación persistieron, alcanzando más del 100% en 2023. La cuarentena de 2020 provocó importantes dificultades económicas. Las tasas de pobreza aumentaron a los niveles más altos desde 2004. La administración de Fernández enfrentó una continuación de la alta inflación y el estancamiento económico, exacerbados aún más por la pandemia mundial, lo que llevó a un aumento significativo de la pobreza.

Los problemas económicos desde 2016 continuaron bajo la presidencia de Javier Milei. En el momento de su toma de posesión, Argentina sufría una inflación anual del 143% y una alta pobreza. Inicialmente, la pobreza aumentó aún más, pero la inflación mensual se desaceleró significativamente a finales de 2024, esperándose que la inflación anual cayera por debajo del 30% en 2025 y que la economía se expandiera. El gobierno de Milei tiene como objetivo un déficit fiscal cero y la eliminación de la impresión de dinero. Se lanzó una amnistía fiscal para reactivar el sector privado. La actividad económica comenzó a recuperarse en 2024, esperándose una expansión de más del 4% en 2025, liderada por la energía, la minería, la agricultura y los recursos naturales. El enfoque radical de austeridad y las reformas orientadas al mercado de Milei muestran signos tempranos de desaceleración de la inflación y una potencial recuperación económica, pero la sostenibilidad a largo plazo y el impacto social siguen siendo inciertos.

Indicador

2000

2005

2010

2015

2020

2025 (Proyectado)

Crecimiento del PIB (%)

-0.8

9.2

10.3

2.7

-9.9

5.0

Inflación (IPC, %)

-0.9

12.3

25.7

11.8

42.0

62.7

Tasa de Desempleo (%)

15.0

11.5

7.7

7.6

11.5

7.6

Deuda Externa (% del PIB)

52.1

64.3

40.3

44.8

57.4

78.5

Fuentes: Banco Mundial, FMI

Esta tabla resume los indicadores macroeconómicos clave para Argentina desde el año 2000 hasta el 2025 (con proyecciones). Ilustra la volatilidad del crecimiento del PIB, los persistentes desafíos de inflación, las fluctuaciones en la tasa de desempleo y la carga de la deuda externa. Las proyecciones para 2025 sugieren una recuperación del crecimiento y una disminución de la inflación bajo la administración de Milei.



VIII. Evolución Sectorial


La agricultura, que dominó la economía argentina durante gran parte de los siglos XIX y XX, ha experimentado una transformación. Si bien los servicios y la manufactura son ahora clave, Argentina sigue siendo un importante productor de cereales y carne. La base agrícola se desplazó de la ganadería a los cultivos a principios del siglo XX. La sustitución de importaciones desvió la inversión de la agricultura, pero Argentina sigue siendo un importante productor y exportador de soja y trigo. La agricultura fue una parte importante del PIB hasta alrededor de 1930. La devaluación de 2002 y el aumento de los precios de las materias primas alentaron al sector. Actualmente, la agricultura contribuye con menos del 10% al PIB, pero genera más de la mitad de las divisas. La participación de la agricultura en el PIB ha fluctuado, con un valor reciente de alrededor del 6%. A principios de 2025, Argentina redujo los impuestos a las exportaciones de los principales productos agrícolas para impulsar la rentabilidad de los agricultores y la competitividad mundial.

La industria experimentó un crecimiento significativo durante la ISI, convirtiéndose en un importante contribuyente al PIB. Sin embargo, enfrentó desafíos relacionados con la eficiencia, la competitividad y la dependencia del apoyo estatal. Su participación en el PIB ha disminuido en las últimas décadas. Los establecimientos industriales produjeron aproximadamente el 20% del PIB a finales de la década de 1920 y el 19% en 2023, siendo los sectores significativos el procesamiento de alimentos, los productos químicos, la automoción, los metales y los textiles.

El sector de servicios se ha convertido en el mayor contribuyente al PIB de Argentina y en un importante empleador, lo que refleja una tendencia mundial hacia las economías basadas en los servicios y posiblemente indica un cambio debido a los desafíos que enfrentan los sectores agrícola e industrial. El sector de servicios contribuyó con aproximadamente el 53% del PIB de Argentina en 2022. La fuerza laboral por ocupación en 2006 mostró que los servicios sociales y otros servicios representaron un significativo 27,1%. El comercio y el turismo también desempeñaron un papel sustancial con un 21,4%



IX. Indicadores Macroeconómicos Clave


El PIB per cápita de Argentina, que alguna vez fue comparable al de las naciones desarrolladas, ha experimentado un declive relativo a largo plazo significativo, lo que ilustra la "paradoja argentina". Si bien ha habido períodos de crecimiento, la tendencia general apunta a una pérdida sustancial de la posición económica relativa. Los datos históricos muestran claramente la drástica caída desde estar entre las naciones más ricas del mundo hasta su actual estatus de país de ingresos medios-altos. Este declive es un enigma central en la historia económica argentina, lo que ha impulsado una extensa investigación sobre sus causas.

La persistente alta inflación ha sido una característica crónica de la historia económica de Argentina, marcada por períodos de hiperinflación e intentos de estabilización a través de diversas políticas monetarias, incluidos los tipos de cambio fijos y las reformas del banco central. La naturaleza recurrente de la alta inflación sugiere profundos desequilibrios macroeconómicos, a menudo vinculados a déficits fiscales y financiamiento monetario. El fracaso de varios planes de estabilización resalta la complejidad de los desafíos inflacionarios de Argentina.

Las tasas de desempleo en Argentina han fluctuado significativamente a lo largo de las décadas, a menudo aumentando durante las crisis económicas y manteniéndose como una preocupación persistente, lo que refleja la volatilidad del mercado laboral y el impacto de las políticas económicas. Los datos de desempleo reflejan la naturaleza cíclica de la economía argentina, con pérdidas de empleo que a menudo acompañan a las recesiones y las lentas recuperaciones. Los problemas estructurales del mercado laboral, como las leyes laborales inflexibles, también han contribuido probablemente a los desafíos del desempleo.

La historia de Argentina está marcada por un patrón recurrente de acumulación de altos niveles de deuda externa, que a menudo conduce a defaults soberanos, lo que ha afectado significativamente su estabilidad económica y su acceso a los mercados internacionales de capital. Los repetidos defaults indican un desafío persistente en la gestión de las finanzas públicas y las obligaciones externas. La acumulación de deuda a menudo se ha relacionado con déficits fiscales, tipos de cambio sobrevaluados y shocks económicos externos.



X. Argentina en Perspectiva Comparada


La trayectoria económica de Argentina representa una divergencia significativa de los caminos inicialmente prometedores de otras economías de colonización como Australia y Canadá. Factores como las diferencias en el desarrollo institucional, la inversión educativa, las políticas comerciales y las respuestas a las crisis mundiales probablemente jugaron un papel crucial en estos resultados divergentes. Comparar a Argentina con estas naciones similares resalta las elecciones políticas específicas y los eventos históricos que contribuyeron a su declive relativo. Comprender estas diferencias puede ofrecer lecciones valiosas para el futuro camino económico de Argentina y para otras economías en desarrollo.

Si bien Argentina alguna vez fue un líder económico regional, su desempeño relativo también ha disminuido en comparación con algunos de sus vecinos latinoamericanos que han logrado un crecimiento y una estabilidad más sostenidos en las últimas décadas. Situar la historia económica de Argentina dentro del contexto más amplio de América Latina revela que, si bien la región ha enfrentado sus propios desafíos, el declive de Argentina ha sido particularmente pronunciado, lo que sugiere factores únicos en juego.



XI. Conclusión: Un Siglo de Fluctuaciones Económicas y Desafíos Persistentes


La historia económica de Argentina desde 1900 hasta 2025 ha estado marcada por una serie de puntos de inflexión clave: el auge inicial liderado por las exportaciones, el impacto disruptivo de las crisis mundiales, la era de la industrialización por sustitución de importaciones y sus limitaciones, las crisis de deuda y los intentos de liberalización, la recuperación posterior a la crisis impulsada por las materias primas y el reciente período de renovada inestabilidad económica. A lo largo de este período, Argentina ha enfrentado desafíos persistentes como la alta inflación, las recurrentes crisis de deuda, la inestabilidad política y la dificultad para lograr un crecimiento económico sostenido e inclusivo. La trayectoria económica de Argentina durante el último siglo ha sido compleja y a menudo volátil. A pesar de su prometedor comienzo como una de las naciones más ricas del mundo, el país ha experimentado un declive relativo significativo. Las políticas económicas internas, las crisis globales y los shocks externos han contribuido a una historia de fluctuaciones económicas y desafíos persistentes. La búsqueda de un crecimiento estable y sostenible continúa siendo un objetivo fundamental para Argentina en el futuro.




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